A la hora de plantear un partido hay dos conceptos de gran importancia y que, sin embargo, suelen emplearse un tanto a la ligera: estrategia y táctica. Vamos a intentar exponer la diferencia entre ambos.
Para entender en qué consiste la estrategia podemos tomar el ejemplo de los corredores de fondo: el corredor con final explosivo no toma la cabeza de la carrera, sino que se mantiene al rebufo de otros esperando los metros finales para dar el tirón y dejarlos atrás; por el contrario, el corredor que carece de un buen final está obligado a cambiar de ritmo constantemente para descolgar a aquellos que lo ganarían al sprint. En tenis ocurre algo parecido: el jugador con poco fondo trata de forzar un desenlace rápido en cada punto, mientras que el jugador sobrado de fuerzas prefiere mantener peloteos largos que desgasten a su rival.
A través de este ejemplo ya habréis intuido que la estrategia es la planificación que hacemos de nuestro juego en base a una serie de conocimientos previos al partido, como son las características del rival (si tiene más o menos resistencia), la superficie de la pista (rápida, lenta), las condiciones atmosféricas (calor, frío, humedad). Y, por supuesto, las habilidades técnicas propias. Si un jugador con poca resistencia quiere resolver los puntos subiendo a la red, deberá tener una buena volea. Si no es así, hará mejor quedándose en el fondo para desde allí abrir ángulos buscando las líneas.
Al hablar de la elección de un golpe concreto dejamos el terreno de la estrategia (qué queremos) y nos adentramos en el de la táctica (cómo conseguirlo). Si la estrategia consiste en las grandes líneas, la táctica consiste en los pequeños detalles; si la estrategia está orientada a ganar el partido, la táctica se aplica a ganar un punto, un juego; si la estrategia se concibe antes de salir a la pista, la táctica puede improvisarse incluso en cuestión de segundos. Por ejemplo, un jugador abre un ángulo con la intención de dirigir el próximo golpe a la esquina contraria; de pronto se da cuenta de que su rival no ha reaccionado bien y que su devolución será forzada; cambia entonces de idea y sube a la red para rematar el punto con una volea.
En resumen, la táctica es el gesto técnico al que recurrimos para tomar la iniciativa en el tanto, bien atacando un punto débil del contrario, bien neutralizando su ataque.
En un partido, todos los golpes deben ser reflejo de una decisión táctica: mover al contrario de lado a lado para forzar su fallo o repetir el mismo lado para cogerlo a contrapié; defenderse de una subida con un globo, un passing o enviando una pelota baja que flote y le obligue a volear por debajo de la red; restar bloqueando la pelota o cruzarse para golpearla de derecha; contestar un ángulo con otro ángulo más acentuado; bloquear el golpe para ralentizar el juego y recuperar posiciones; cambiar de ritmo o de efecto…
El golpe más propicio para decidir una táctica es el saque. Al ser el único lance del partido en que nuestra acción no es una respuesta a un golpe del contrario podemos tomarnos un tiempo antes de optar por sacar al cuerpo o abrir un ángulo, subir a volear o permanecer en el fondo, elegir un efecto o golpear plano.
Valoración de la Estrategia
El juego de estrategia puede resultar frustrante para el alumno, al menos al principio. Si en cada partido tiene que explotar los puntos débiles de un rival distinto, su juego estará condicionado al del rival de turno y parecerá que carece de un estilo de juego «personal». En este punto, la misión del instructor es convencer al alumno de que para ganar un partido no basta con jugar mejor que el contrario. En la pista de tenis no se enfrentan dos gallos, sino un gato y un ratón. Y el jugador que mejor domine la estrategia será el gato.
También podemos promover el juego basado en la estrategia valorando su gran versatilidad frente a los esquemas limitados del juego personal. Este argumento es más académico, pero sólo funciona si los resultados acompañan.
Algo que puede ser de gran ayuda para conseguir una fusión espontánea de técnica, táctica y estrategia en el juego del alumno es darle una hoja con las reglas de oro del tenis, para que la consulte como si fuera un devocionario hasta haber interiorizado su contenido. En el apartado siguiente se muestra un ejemplo, aunque cada entrenador lo puede redactar a su criterio. |