"ESTOY MUY TRISTE, ES MUY DIFÍCIL PARA MÍ AFRONTAR ESTA SITUACIÓN"

A finales de 2021, Nadal comentaba su posible retirada. A pesar del mal pronóstico, inició 2022 ganando el ATP-250 de Melbourne, su segundo Open de Australia y el ATP-500 de Acapulco, encadenando así tres títulos y una serie de 14 victorias consecutivas.
El renacimiento duró hasta la final del Masters-1000 de Indian Wells, que perdió ante Taylor Fritz, cs. #20, en un partido deslucido. A la derrota siguió un periodo de inactividad que incluyó su ausencia de Monte-Carlo. Su regreso, dos meses después, le deparó una eliminación prematura en cuartos del Masters-1000 de Madrid, ante un emergente Carlos Alcaraz. Tampoco en esta ocasión Nadal rehusó hablar del relevo. El varapalo se agravó con su caída en octavos de Roma ante Shapovalov. Tras arrollar al canadiense en el primer set, 6-1, Nadal no pudo cerrar el partido en la segunda manga, 5-7, y solo por honestidad profesional aguantó un tercer set en el que apenas podía apoyar su pie izquierdo. Así lo explicó:
"No estoy lesionado, soy un tenista que convive con una lesión. Lamentablemente, mi día a día es difícil. Es frustrante ver que durante días no puedo entrenar con continuidad. Hoy empecé a sentir un gran dolor a mediados del segundo set y era absolutamente imposible jugar para mí. Es un dolor permanente, a veces más y a veces menos, pero lo de hoy fue una locura. Cuando no soy capaz de moverme bien todo es muy difícil". En la misma entrevista admitió que necesitaba tomar "montones de antiinflamatorios diarios" para poder entrenar. "Y aun así llega un momento, como hoy, en que no se puede. Si no tomo antiiflamatorios, voy cojo. Si después estoy dos meses sin jugar dejo de ir cojo. Lo que pasa es que cuando vuelvo a jugar se complica el tema. Aguantaré hasta que mi cabecita diga basta, porque no se puede vivir continuamente con...".
Lejos de clarificar su estado físico de cara a Roland Garros, el partido ante Shapovalov arrojó nuevas luces y sombras, más de estas que de aquellas. Si el primer set lo impulsaba a llegar con aires de campeón al Grand Slam de París , el segundo set abría la puerta a la duda y el tercero parece desaconsejar su presencia: "Lo peor es que siento que vuelvo a tener buen nivel de juego, he sentido cosas muy positivas en el entrenamiento y en la competición. No sé qué hacer ahora mismo, no sé si descansar o entrenar. Ir a Roland Garros sigue siendo mi objetivo. En París voy a tener a mi médico junto a mí y eso puede ayudarme, pero no sé". En definitiva: "Estoy muy triste. Es difícil para mí aceptar esta situación".
Ya hace algunos años que desde esta página empecé a glosar su andadura en tono lúgubre. Rafa siguió luchando y logró la proeza de culminar trece Roland Garros, un US Open y el reciente Open de Australia. Pero, ¿valía la pena? "El dolor me quita la felicidad. No solo en el tenis, sino en mi vida. Vivir con dolor es muy duro". Parece que hasta en esto Federer es el gran maestro de maestros. |