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UN GRANO DE PUS LLAMADO GULBIS
(17 mayo 2013)

Leo en Punto de Break que Gulbis anda enrabietado con la conducta respetuosa que caracteriza a la mayoría de tenistas. Según parece, en declaraciones al portal Sports Illustrated, el lituano habría declarado: “Hecho de menos ese ardor que hay en el boxeo, en el baloncesto o en el hockey. A la gente le gusta y lo hace más competitivo. En el tenis se dice: ‘Él hizo un buen partido y yo jugué un poco mejor.’ Eso es una tontería, una mierda. ‘Yo gané el partido, le pateé el culo, fue peor que yo. Así fue, vete a casa.’ Esa es la actitud que el tenis está anhelando.”

Vomitivo, pero no extraño, si recordamos aquella campaña iniciada en 2009 por la cúpula de la ATP, que pretendía fomentar el tenis mediante el slogan “Siente la ferocidad”, ilustrado con una selección de las fotos más agresivas de los mejores tenistas y un lenguaje belicoso que empleaba la palabra “batalla” para referirse a un partido. (Ver Una mala orientación)

Hasta ahora, los esfuerzos de la ATP por denigrar el tenis han fracasado gracias a que este deporte sigue estando liderado por dos hombres de comportamiento impecable, Federer y Nadal, a los que el patán Gulbis no duda en culpar de haber convertido el tenis en un muermo insoportable: "Roger y Rafa se comportan de manera muy gentil, muy caballerosa, y todo el mundo les copia. Los jóvenes que llegan al tenis sólo ven sus entrevistas, que muestran siempre un cuadro perfecto. Para mí, son aburridos."

En principio, bastaría con objetar que el aburrido Nadal sigue llenando las gradas más que cualquier payasete excéntrico. Pero como nunca está de más conocer al enemigo, echaremos un vistazo al tipo de diversiones de este hijo de multimillonario que se permite viajar a los torneos en el jet privado de papá. En sus propias palabras, el entrenamiento lo aburre. La noche y la borrachera le parecen más divertidas que el día y la sobriedad: “¿Qué hace la gente cuándo sale? Emborracharse. No puedo entender salir de noche y no beber. Si voy a un night club no es para tomarme cuatro cervezas, sino para no dejar de beber hasta la mañana siguiente.” También lo divierte el sexo pagado, práctica por la que acabó en una cárcel de Estocolmo: “Fue muy divertido, lo pasé muy, muy bien. Creo que todo el mundo debería ir a la cárcel al menos una vez.”

Aclarado: ya sabemos lo que Gulbis le pide a la vida. Lo que no se entiende es por qué no se queda en su mundo divertido en lugar de venir a aburrirse en esta reserva del deporte limpio y noble que es el tenis. No se entiende qué persigue al coger una raqueta. Aunque este chico tiene respuestas para todo: “Yo rompo entre 60 y 70 raquetas al año. Me sabe mal por los fabricantes, que se esmeran en hacerlas lo mejor posible y luego llega un idiota como yo y las rompe. Pero no lo hago por ira, es sólo una costumbre estúpida.”

Como vemos, su afición al insulto es tanta que practica insultándose a sí mismo. Claro, que si de paso se lleva a alguien por delante, mejor. Así, cuando su comportamiento en la pista no está a la altura de sus exigencias, las dos palabras que le vienen a la cabeza son español y mujer. Tras perder un partido en Los Angeles, declaró: “He jugado como un tenista español de tierra batida: quedándome en el fondo y empujando la bola al otro lado. Tenis de mujeres.”

Después de esto, sólo cabe concluir que su presencia en las pistas es un grano de pus que, además de feo y molesto, se volverá urticante cuando un año de estos veamos que se retira Federer, el genio, y permanece Gulbis, el idiota.

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