Almagro no pudo con la presión y se mostró desdibujado, equivocó casi siempre sus opciones, cometió excesivos errores y arrojó unas cifras que hablan por sí solas: llegó a tener un 25% en primeros saques, perdió el tiebreak por 7-0, acumuló 76 errores no forzados... Frente a una de las peores versiones de Nico, el veterano Stepanek se convirtió en el héroe de la noche en un encuentro que recordará como el partido de su vida, no tanto por su juego (34 años no es la mejor edad para un tenista) como por su trascendencia personal e histórica: los checos sólo habían conquistado la ponchera en 1980, cuando formaban un solo Estado con Eslovaquia.
La única nota positiva para el equipo español fue la actuación de David Ferrer, el mejor jugador de la final, que ganó sus dos partidos sin ceder un solo set. Se echó de menos a Rafa. Y a Feli, que sí que estaba. Pero Corretxa jugó la baza que menos le comprometía y alineó a los dos jugadores con mejor ranking. Uno funcionó; el otro, no. |
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