LOS TÍTULOS MARCAN LA DIFERENCIA
Una posible agrupación de los jugadores podría hacerse en base a su valoración de los títulos conseguidos.
El grupo más selecto y, por tanto, más reducido, está formado por aquellos jugadores a quienes el premio en metálico hace tiempo que dejó de motivarlos. Su ideal es formar parte de la historia del tenis, para lo que deben conseguir el mayor número de títulos posible, dando una preferencia lógica a los de mayor importancia: Grand Slam y Master-1000. En la actualidad, sólo Federer, Nadal y Djokovic forman parte de este grupo. Con un criterio más amplio, también pudiera incluirse a Del Potro, Murray y alguna de las jóvenes promesas. Extenderlo hasta los límites del Top-10, siempre confusos, sería excesivo.
El segundo grupo es el de los jugadores cuyo objetivo principal en un torneo es ganar cuantas más rondas mejor porque esto supone aumentar sus ingresos. Si al principio de una temporada les ofreciésemos: a) ganar un par de títulos a cambio de caer en primera ronda en el resto de torneos; b) no ganar ningún título pero llegar a semis en todos los torneos, seguro que aceptarían la segunda opción con los ojos cerrados y el bolsillo abierto.
El tercer grupo lo forman los jugadores que aún no han ganado ningún título y que darían un brazo por conseguirlo. Para ellos, el título supone la recompensa a muchos años de entrega y sufrimiento a cambio de casi nada: la justificación de toda una juventud perdida.
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